Debemos avanzar hacia una transición energética que permita lograr una matriz cada vez más sostenible, la combinación eficiente entre energías renovables y gas natural. Hoy exportamos gas barato y más limpio e importamos petróleo y diésel más caros y contaminantes. La masificación del gas es un escudo que protege el bolsillo de las familias peruanas y permite a la economía ser competitiva y avanzar en un crecimiento con menores emisiones. Un sector crítico es el transporte. El gas natural puede ayudar muchísimo a la reforma. La ONU ha elaborado un Índice de Transporte Urbano Sostenible que se basa en diferentes indicadores entre los que destacan el planeamiento urbano que prioriza el transporte público, la intermodalidad, el acceso al servicio de transporte público. Asimismo, la calidad, seguridad y confiabilidad. 

Por nuestro país circulan 2 millones 600 mil vehículos cuya edad promedio es de 13 años. Los estudios demuestran que la capital del Perú necesita de 15,000 buses nuevos para tener un buen sistema de transporte, menos de la mitad de las 36 mil unidades existentes, muchas de ellas viejas y pequeñas, que causan gran congestión. El gas natural es una oportunidad de reducir la contaminación ocasionada por el transporte, aparte de los menores costos. Actualmente sólo el 7.9% del parque de transporte público de Lima usa GNV, en cuanto a camiones solo el 0.3% en Lima usa GNV y a nivel de vehículos livianos el 12.7%. La electromovilidad es sin duda una oportunidad por desarrollar. Pero se estima que al 2030 sólo el 10% del parque automotor llegaría a ser de unidades eléctricas. Por ello es que no se puede dejar de lado las oportunidades que nos brinda el gas natural. Solo en Lima, se estima que el ingreso del gas natural al sector transporte evitó más de 1 millón de TCO2, además de ahorros económicos y prevención de enfermedades respiratorias. El GNV disminuye en un 25% la producción de dióxido de carbono. Además, reduce la emisión de óxidos de nitrógeno un 80% y en un 95% el material particulado. Causantes de enfermedades respiratorias.

Para avanzar con la reforma del transporte debemos ampliar el radio de acción del gas natural, a todo el país. Con gas natural licuefactado se puede tener grandes unidades de transporte con autonomía de más de 1000 kilómetros. Lamentablemente se postergó una vez más la adjudicación de la distribución exclusiva de gas natural en siete regiones del país. Esto demora el avance de la masificación de un combustible más barato y menos contaminante. La postergación afecta los departamentos de Cusco, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Puno y Ucayali. La demora tiene que ver con la falta de claridad y definición de las reglas de juego, que arrastra dificultades y problemas no resueltos. Se corre el riesgo de repetir lo que ocurre con otras concesiones. Hablamos del descreme de las concesiones del norte y el sur del país, que demoraron en su implementación y hoy sus más rentables clientes ya son atendidos por comercializadores independientes. 

Los clientes que más consumen permiten los ingresos para financiar las redes domiciliarias. Hay un jaque a las concesiones de distribución exclusiva. Esto debe resolverse, mejorar y corregir la regulación. Existe un mercado secundario de gas natural que puede aprovecharse, de paso se logra aliviar a las empresas eléctricas que pagan un gas que no usan y fortalecer a los actuales concesionarios de distribución. Esto no afectaría a los comercializadores independientes. Les daría una salida para contratar y recibir el gas del mismo concesionario de distribución exclusiva. El gasoducto del sur es otra encrucijada sin resolver, falta oferta suficiente de gas natural y demanda para su dimensión. Hoy resulta más económico extender el ducto de 20 pulgadas de Ica.

El Bonogas, un subsidio para hogares humildes, sólo funciona en Lima, Callao e Ica. Debe servir también para facilitar la conversión vehicular a gas natural en las regiones. Este beneficio debe extenderse a los departamentos con concesionario de distribución.

De otro lado se debe uniformizar las unidades de medida en la pizarra o aviso de los grifos, se debe evitar confundir a los usuarios. En los precios que aparecen en los grifos, el GLP está en litros y el gas natural en metros cúbicos.