Según el Presidente de la República crecemos menos por el impacto de la corrupción y el niño costero, además de una pérdida de confianza. Me pregunto: ¿el caso Chinchero y su tratamiento ha sido un esfuerzo para ganar confianza o un autogol? Cada acto de gobierno debe ser una forma de ganarse la confianza. Reconozco que los problemas no son fáciles de resolver, exigen un esfuerzo de gerencia que va más allá de la buena propaganda (como la campaña #UnaSolaFuerza). Los peruanos necesitamos cambios reales en la forma de gobernar. Tampoco veo como una fórmula victoriosa sólo sujetar el éxito al consenso con Fuerza Popular. El fujimorismo va a mantener su rol de fiscalización sin dar la impresión de ser un obstáculo.  

Vivimos una crisis institucional. Arrastramos muchos problemas. Falta creación de oportunidades para los jóvenes. Hay una deficiente gestión del recurso agua, 4 millones de peruanos no tienen agua potable. Diez millones no tienen desagüe. Sólo el 1.5% de las aguas servidas se trata. Este primer año se ha avanzado con el programa de saneamiento, también se ha continuado la inversión en carreteras y hay avances en seguridad. El SIS ha quedado desfinanciado, hay mucho malestar por ello. Los maestros esperaban un incremento prometido, que está demorado. 

Además, se pierde áreas verdes en las ciudades porque se construye en cualquier parte o en zonas de riesgo. Millones de peruanos tienen un servicio público de electricidad deficiente, hay problemas con las distribuidoras estatales. Más de 2 millones todavía no tienen acceso a la energía. Falta industria del reciclaje. Estamos afectados con indicadores preocupantes de anemia infantil (44%) y enfermedades previsibles, como el dengue. Falta ordenamiento territorial y prevención frente a desastres. A esto se suma la muerte, ineficiencia y caos en el transporte. La contaminación creciente. Todavía no hay autoridad única en el transporte. La informalidad no gobierna, perdemos vidas y millones de soles. Los sistemas del Metropolitano y el tren eléctrico están saturados.

Los grandes proyectos mineros siguen detenidos, no hay un esfuerzo mayor para hacer viable la licencia social. El fondo de adelanto social va a paso de tortuga. Se destrabó el bono gas, eso ayuda a la masificación del uso del gas en los hogares, pero la masificación en transporte está detenida. No hay un robusto programa de chatarreo. Ninguno de los esfuerzos para llegar con el gas a las regiones tiene avances tangibles y se corre el riesgo que el Poder Judicial termine definiendo la política energética. En el gasoducto no se ha aplicado la cláusula anticorrupción. Se ha ejecutado la fianza por el incumplimiento de Odebrecht al no lograr el cierre financiero. El gasoducto debe ser bien trabajado, con oferta y demanda que lo justifiquen. Si no promovemos renovables, al año 2024, nos puede costar al país un estimado de 200 millones de dólares por año, por tener que generar electricidad en el sur con diésel. Sin embargo, se han suspendido las licitaciones.

Con el gas licuado del petróleo (GLP) mantenemos un subsidio absurdo, con el fondo de estabilización de precios, que regula dos precios diferentes, uno menor para GLP envasado de uso doméstico y otro mayor para GLP a granel, de uso comercial, industrial y transporte, lo que ha provocado un contrabando interno del GLP envasado que pasa al mercado a granel. Tampoco existen las mismas exigencias de seguridad del GLP con respecto al gas natural. En el GLP hay mucha informalidad circulando, que resulta siendo una bomba de tiempo. Se mantienen márgenes muy altos en la venta de GLP envasado, cuando se puede promover competencia con la recarga de balones por grifos autorizados. Esto ahorraría no menos de 10 soles al usuario.

Por otro lado, la reconstrucción con cambios debe ser más eficiente, hemos visto a los alcaldes de Piura marchando por mayor presupuesto para atender a los damnificados. Mucha gente está volviendo a los lugares donde vivía. Es urgente el ordenamiento territorial vinculante. Construir centros poblados seguros y sostenibles. El problema principal no está en la oposición, el gobierno debe estar más cerca de la gente y sus problemas, hubo una acertada decisión, cuando los ministros asumieron la coordinación frente al desastre natural, respondiendo un ministro por cada departamento, eso debe seguir, redoblar esfuerzos, el país lo necesita. Vivimos una crisis permanente.