La forma eficaz de ganar en reducir costos, menor contaminación y ser más resilientes frente al cambio climático es avanzar en la transición energética. Como lo hacen Alemania, Corea, Japón o Chile. Se trata de una combinación eficiente entre gas natural y energías renovables no convencionales. Debemos reemplazar el diésel en los grandes vehículos de transporte de pasajeros y los de carga pesada por gas natural licuado (GNL). 

Para ello necesitamos un conjunto de medidas articuladas para Lima, Piura, Trujillo, Cusco y todo el país. No solo se trata del establecimiento de estaciones de servicio de GNL y gas natural comprimido (GNC) en el país, también debemos sacar adelante un programa robusto de chatarreo y un sistema de crédito que permita avanzar a paso firme en el cambio de la matriz, utilizar el Fondo de Inclusión Social Energético (FISE), para llegar con conexiones de gas, para los más humildes. Hay una flota vieja por chatarrear y un sistema de transporte caótico que debemos cambiar, urgentemente. Los vehículos eléctricos van a tomar un tiempo, debemos avanzar con un programa piloto, pero el análisis costo-beneficio nos muestra que el gas natural en transporte es una oportunidad que estamos perdiendo. No tiene sentido que el costo regulado del gas para transporte y hogares sea más caro que para el sector eléctrico, esto gradualmente debe corregirse, favoreciendo al mercado de transporte y hogares, con un menor costo. Esto no afecta la retribución del operador de Camisea, es solo un cambio en la regulación interna de precios del Lote 88.  

El déficit fiscal y la amenaza latente de una subida importante del precio del petróleo, que mayoritariamente importamos nos llevan a dejar la inercia y el piloto automático. Sólo en tres meses los precios subieron más de 23%, llegamos a acumular una deuda de más de S/800 millones del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, que se ha convertido en un subsidio al gas licuado del petróleo (GLP) o propano butano envasado. Por su menor precio es desviado al consumo del mercado a granel, lo que genera un contrabando interno que perjudica al mercado formal y a la caja fiscal. 

Además desde el 2015 hemos vuelto a ser deficitarios e importadores de GLP. Necesitamos urgentemente reducir nuestra dependencia del petróleo, GLP y diésel importado*. Hoy exportamos gas metano barato y más limpio e importamos petróleo caro y contaminante**. La masificación del gas natural vehicular está frenada y eso significa un mal negocio para el país. Estamos decreciendo en el mercado del gas en transporte y eso es por falta de una política de Estado clara y predecible. Los consumidores pueden ahorrar hasta 50% usando GNV. Además, el GNV genera menos emisiones de CO2 que el diésel, las gasolinas y otros derivados de los hidrocarburos.

En el campo del gas natural para los hogares, el ahorro es enorme, se paga la cuarta parte del recibo de luz, esto depende del uso de más electrodomésticos a gas natural, no sólo es la therma o la cocina. De llegar a un récord el 2017, con casi 150.000 conexiones, hemos reducido el compromiso a 64.000 por año. Con ello, en lugar de pasar la meta de 1 millón de hogares conectados para el 2021 e incluso poder llegar el 2022 a 1.200.000 conexiones, llegamos a solo 800.000. Ya hay una prepublicación de una norma del Ministerio de Energía para corregir el error y se incentive un programa más agresivo. Los gobiernos locales no siempre son amigos de las inversiones de cualquier tamaño, ha ocurrido con las redes de gas natural, muchas veces se detienen las obras por trabas, exigencias burocráticas desmesuradas o por corrupción. En tiempos de crisis institucional, se deben tomar decisiones. No funciona el piloto automático.

Perú recién está iniciando la masificación del gas natural en las regiones. Los compromisos actuales de cada uno de los nuevos concesionarios que operan en las regiones y aquellos que vendrán en el futuro en las regiones de Piura, Tumbes y Centro Sur no superarán en los próximos años las 450.000 nuevas conexiones que, sumadas a las que planea hacer Cálidda, llegarán a un total estimado de 1.350.000 conexiones. Esto arrojaría una penetración del 18% en los próximos ocho años que, si bien representa un buen comienzo, no es suficiente en términos de masificación. Estaría lejos de países como Colombia, Argentina o Bolivia. El gas es una ventaja enorme de la economía peruana que debe ser aprovechada.

El acuerdo suscrito entre Pluspetrol y Proinversión para la oferta de gas natural a precio promocional tiene un tope de 70 mil millones de pies cúbicos por día (mmpcd). Es importante que se amplíe este tope, toda vez que las nuevas concesiones empezarán a consumir este volumen. Las concesiones del norte y sur deben estar consumiendo su tope de ToP (20 mmpcd) en poco tiempo. La concesión centro-sur igualmente demandará casi otros 20 mmpcd. La pregunta es si una vez consumidos los 70 mmpcd, habrá más gas a precio promocional para las regiones. Es importante que esa variable sea resuelta y se puedan comprometer proyectos con altos niveles de inversión. Si se desea llegar a niveles de penetración del 50% o más, es necesario que el Estado sea predecible, que defina hasta cuándo piensa ofrecer gas promocional en las regiones, lo que debe ser parte de una política pública.

Las concesiones de distribución no conectadas a un ducto de transporte enfrentan gran incertidumbre ante situaciones de emergencia y de mantenimiento en la cadena de suministro, toda vez que dependen de la planta de GNL cuya infraestructura no se ha incluido como parte de la cadena de aseguramiento de gas natural. A su vez, estas concesiones de distribución no cuentan con almacenamiento de GNL que permita asegurar el suministro continuo ante paradas de la planta, sea por emergencia de la cadena o por mantenimiento.


*   Importamos 200 mil barriles diarios de petróleo y derivados.

** 3.5 veces más caro.